El cielo se ha quedado con nosotros.
El mar no nos va a devolver las noches
que dormimos abrazados.
Las hojas de nuestro ciprés,
nunca más volverán a caer encima nuestra
y el manto del sol,
no nos tapará en el frio mes de enero.
El violinista del quinto,
jamás volverá a tocar nuestra canción
y la arena de esta playa,
no nos dejará bailar,
como aquella noche que perdimos el norte
y volábamos sin sur.
La lluvia ya no va a caer encima de nosotros.
El viento ya no va a soplar a nuestro favor.
Las estrellas se van a apagar si las miramos.
El aire no sabe hacia donde mirar.
Y yo,
no puedo dejar de mirar atrás.
Lydia Ferrando, premio en poesía en castellano, categoría B.
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