Vértigo

A 60 metros de altura no sabría si caer.

sábado, 16 de mayo de 2015

Una experiencia más.

El día 15 de mayo de este año, hemos acabado una etapa. Es gracioso, el primer día que entramos al instituto ya nos avisaron de que ese día empezábamos primero de la eso pero que cuando nos demos cuenta ya habremos acabado con segundo de bachiller. El primer día de cada curso, el día de la presentación, me despertaba varias veces por la noche de los nervios que tenía, por saber qué profesores me tocaban, y que alumnos y alumnas iban a acompañarme ese año. Todos los años había alguna asignatura que no me gustaba y es gracioso, pues en tercero decidí hacer ciencias pero en cuarto elegí la rama mixta y finalmente en bachillerato acabé haciendo letras puras. Nunca he sabido decidir, y nunca sabré hacerlo. Mi punto debil en todo el tiempo que he estado en el instituto son los nervios y el miedo. El miedo lo perdí en cuarto, cuando me dieron la primera orla y sabía que a partir de ese día iba a sacarme bachillerato, y que no podía tener miedo. Así que los nervios salieron a jugar, y me afectaron durante primero y segundo de bachillerato. En primero me corrían cada vez que tenía un examen que pensaba que no me lo había preparado tanto, aunque finalmente acababa sacándolo. Primero fue un cambio, un cambio brutal pues en la ESO no había tanta presión ni tanto exámenes ni trabajos. Asi que entramos en un mundo tan raro y tan serio que teníamos que poner más de nuestra parte que nunca. Segundo ya ha sido más bestia, más presión, menos tiempo, más exámenes, más pruebas... Todo dirigido a la selectividad, todo por estudiarlo sin darte casi tiempo de aprender. No me quejo, segundo te hace anti-social a la hora de que no puedes salir de fiesta como antes, pero entre la clase hay más relación, pues todos estamos con la misma presión y todos tenemos el mismo miedo. Durante el curso solo quieres acabar y al final cuando no te das cuenta ya estás recogiendo la Orla, haciéndote fotos con los de tu clase y otras y yéndote de fiesta. Esa fiesta, donde ya ni te acuerdas de lo que era salir con tus amigos, relacionarte con otras personas o aguantar unos tacones hasta que se haga de día. Pero yo doy las gracias, a mi madre, por haberme apoyado y no haber dudado nunca de mi, por ser el pilar más importante de mi vida junto con mi hermana, que aunque estos últimos meses yo haya estado más irascible con ella, sé que en el fondo se ha preocupado tanto como ha podido por mi y por mis exámenes. También doy las gracias a esos profesores, que pese no haber tenido a algunos en este curso, han sido muy importantes para mi en su momento. Gracias por enseñarme y hacerme aprender lo importante para el día de mañana, la educación así da gusto. No puedo estar más orgullosa y realizada como me siento ahora. Me gustaría tener un video de toda mi etapa de instituto, pero solo me quedan las fotos y los recuerdos, que no son pocos. Las anécdotas, los viajes, los amigos, las personas, los profesores, las clases y sobre todo,  me queda cerrar esta etapa, y abrir una nueva experiencia más.