Vértigo

A 60 metros de altura no sabría si caer.

lunes, 25 de agosto de 2014

Ya lo has hecho.

Me encanta mirarte. Y mirándote descubro una selva donde yo estoy acostumbrada a andar. Encima de tu pelo y llegando hasta las orejas, donde me escuchas, escuchas mi respiración  y mis latidos. Tus ojos, cuando tu me dices que soy preciosa y no te creo, me encantaría ver todo lo que tu me ves a mi. Y saber que tus monstruos se marchan si piensas en mi. Tus labios, ¿cuantas veces me habrán acariciado en silencio? Más que a gritos, más que a carcajadas. Con su calor y sus dudas, son una parte tuya que la necesito siempre en mi. Y cogerte de la mano y que nos vean por la calle, y nos envidien. Que cuchicheen por las espaldas los árboles, porque ellos no podrán nunca sentir tus inviernos y tus veranos. Que nos miren desde arriba las nubes y que vengan, no van a poder con nosotros. Y de vez en cuando, taparnos con nuestros brazos y dejar que pase todo el invierno y el infierno por nuestros pies. Alejarnos a pasos de caracol de la mala suerte, algún día se cansará de seguirnos. Leer los poemas que nos dedicamos aquella noche y buscar el sol en todas las lunas llenas que salgan este mes. Entrar en sitios donde nadie ha entrado.. Ah no, que tu ya has entrado aquí. Perdón por este desorden, antes de que llegaras tu, estaba peor.

viernes, 22 de agosto de 2014

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¿Que sería del mundo si solo habría suerte? Sin problemas, ni discusiones, sin reconciliaciones, sin perdón, sin hoy te quiero, mañana no. A mi ver, el mundo no sería nada más que rutina, porque no pasaría nada nuevo, las noticias acabarían, nadie tendría ''cotilleos'' que contar, ni aventuras porque todas ellas habrían sido tan buenas que no tendrían ningún recuerdo en especial. Sería todo tan igual que no harían falta psicólogos, ni libros donde explicaran tantísimos sentimientos como el enfado, la tristeza, el engaño. Engaño. ¿Os han engañado alguna vez? Últimamente estoy decepcionada, pues la gente a la que apostarías la vida porque se quedara contigo se acaba yendo con las primeras personas que le enseñan la mano. Amistad. Hace tiempo pensaba que era lo único que no me iba a fallar en esta vida, pues a mi siempre me ha acabado fallando todo, hasta mis libros cuando necesitaba tenerlos y se perdían por mi casa. La amistad ahora para mi se ha disfrazado de payaso que igual me hace reír, enfadar, o llorar. Salvo algunas personas a las que le agradezco haberme sacado de tantos mares. Del amor, no tengo queja, pues de momento es una de las cosas que me hacen feliz, el poder compartir mis pensamientos y de vez en cuando callar porque el silencio también tiene muchas cosas que decir. Mi suerte siempre ha sido escasa, cuando la he tenido ha sido todo tan grande que cuando se iba me quedaba decepcionada. Pero eso, la mala suerte, es una de las cosas que hacen que todos los días al salir a la calle, vea una especie de aventura por llegar. La mala suerte hace que llora, que ría, que me enfade, y que a veces decepcione aunque sea sin darme cuenta. No soy más que nada que una chica muy torpe y despistada, y a veces mi única vía de escape es escribir aquí alguna cosa que me tape de un monstruo que viene a atacarme, como hoy, que me ha visitado la soledad.

lunes, 11 de agosto de 2014

Confieso y me declaro culpable, esta vez.

El 5 de abril, amanecí sin saber como acabaría el día, de hecho, ni siquiera me lo esperaba. Por la mañana, la dediqué a leer poemas y a dejar que la voz de Sharif me volviera loca, otra vez. Pues quedé con el nuevo amigo que me había cambiado muchas cosas de sitio, recuerdo que estaba muy desordenada y lo dejó todo donde quería que estuviera. Quedamos a las 17 horas, y ni siquiera me puse guapa, pensaba que sería un día más y en abril nunca se sabe si hace calor o frío. Nos encontramos, dos besos y nos sentamos en el parque que ocupábamos todas las tardes de marzo, bueno, la mayoría. Y al rato de un par de risas y recuerdos clandestinos, me besó, le besé y todo el mundo se quedó en silencio. Silencio, y más silencio. No quería que fuera un sueño, sabía perfectamente que ese día iba a cambiar muchas cosas, como yo, como mi vida y como yo con él. Ya no nos daríamos dos besos al vernos, ahora solo sería uno. Ya no nos miraríamos con miedo, ahora con un poco de deseo y felicidad. Ya no solo hablaríamos 12 horas diarias, sino que las 24. Y al poco tiempo, tras descubrir que todo estaba bien, el 21 de ese mes, decidimos empezar nuestra historia, sin olvidarnos de quien fuimos antes, ni de quien seremos después. Ya han pasado 4 meses de ese beso, y 3 de nuestro comienzo.Y no, no han sido los mejores de mi vida, han sido más, mucho más. Sin saber como, se ha convertido en mi refugio, en mi novio, y en mi mejor amigo. Y no me da miedo perderme más besos que podría recibir, o más historias que empezar. Lo que me importa es despertar y verle dormir, dormirme y ver como me mira. Decirle buenos días y buenas noches, dedicarle canciones y poemas de poetas que están dentro de mi. Decirle te quiero cuando no se lo espere, aunque siempre se lo espera. Besarle y que me bese como todos los días y de vez en cuando, saborear nuestro primer beso y nuestro primer momento. Que me regale rosas de su jardín, y yo rosas de otros. Abrazarle cuando haga frío y mojarnos cuando haga calor. Noches y tardes de besos, versos y salidas. No dormir y beber. Querer a nuestro amor, tanto como nos queremos. Y no acabar. Confieso que me quedo y que voy a ser ocupa, y me declaro culpable, pero solo esta vez.

Es otra noche.

Me acabo de sentar encima de mi libro favorito, y no me ha dado pena pisarlo, pues no sé porqué ni que motivo hay, hace ya tres días que me llevan pisando a mi. Acabo de encender el primer cigarro que va a romper mi promesa de no volver a fumarte. Pero es que esta noche te necesito, como mañana cuando me despierte. Cuando salgo con alguna amiga, no sé como ni con qué razón, acabo siempre delante de tu casa, y te veo dentro de ella, conmigo. Bueno, no soy yo. Ahora mismo acabo de ver pasar un gato, y acabo de recordar, que me decías que ojalá fueras tu uno de ellos. Me hace gracia, pues hace diez año que huyo de ellos y hoy le he dejado pasar, por si eras tu. Las palabras quieren salir de mi boca, pero no las voy a dejar. Ojalá pudiera hacerte el daño que me has hecho tu. Pero bueno, eso significa que mi botella se está acabando, y que mis sueños contigo ya no van a tener sentido, y que mañana por la mañana no voy a querer saber nada de mi, ni de la vida, ni del mundo. Esta noche he sacado tu famosa chaqueta que te llevabas a los conciertos y que siempre acababa en mi casa tirada por el suelo. La tengo delante y no sé ni dejarla o ponermela. Es otra noche, sentada en lo alto de mi casa, frente la luna, que la única que me escucha y la única que ha sido testigo de todos nuestros polvos sin refugio. Es otra noche que vuelvo a prometer no pensarte, ni fumarte, ni beberte, ni ponerte, ni quererte, ni amarte, y al final, ni olvidarte. ¿Como lo has hecho tu? Es otra duda que me hago todas las noches que paso pensándote, y queriéndote, aunque en estos momentos debes de estar dormido y no te estás dando ni cuenta de que alguien se está muriendo cada noche, sin ti. No va a tener nada sentido, te lo dije en cada lágrima que me secaste cuando el mundo me comía poco a poco, aunque prefería siempre que me comieras tu. Ya no soy tuya, y tu ya no eres mío. Me duele escucharlo, me duele decirlo, e incluso pensarlo. Ya sabes, es otra noche, contigo y a la vez sin ti.

domingo, 3 de agosto de 2014

Agosto.


Contigo, otra vez.

Me he quedado toda la tarde a tu lado, tumbada cerca tuya, notando tus manos y el latido de tu corazón. Tenía la cabeza apoyada en tu pecho, mientras mirábamos una serie juntos, y mientras tu te quedabas quieto y atento. Se ha puesto a llover, y a llovido de tal forma que yo he dejado de escuchar la serie y he empezado a escuchar las gotas de agua que caían en mi patio, pero más allá de ese silencio lleno de sonidos estaba tu corazón, (pum pum, pum pum, pum pum...) Y así sucesivamente. Tu no te has dado cuenta, pero he levantado la mirada un par de veces, la primera para ver si realmente no estaba en un sueño, y la segunda, porque lo necesitaba. ¿Y sabes qué? Mirando tus ojos me he quedado en un silencio absoluto, he dejado de escuchar la serie por completo, de escuchar la lluvia y de escuchar tu corazón, me he quedado completamente en blanco y sin darme cuenta he sonreído de tal forma que cualquier persona que me viera en ese momento, vería lo loca que estoy por ti. 
Me has mirado, y he bajado la mirada, la lluvia había parado y ya era hora de que te fueras, pero no quería, quería que te quedaras, quería que me cogieras de la mano y que te quedaras aunque solo fueran  cinco minutos más tumbado conmigo. Y si no fuera mirando algún rato la televisión, mirando como pasa la vida y como vuelve tu corazón con sus latidos a dejarme en otro mundo aparte del que estoy acostumbrada a andar. Gracias, por enseñarme a quedarme con las pequeñas cosas, y por enseñarme que esas son las mejores.