Vértigo

A 60 metros de altura no sabría si caer.

lunes, 11 de agosto de 2014

Confieso y me declaro culpable, esta vez.

El 5 de abril, amanecí sin saber como acabaría el día, de hecho, ni siquiera me lo esperaba. Por la mañana, la dediqué a leer poemas y a dejar que la voz de Sharif me volviera loca, otra vez. Pues quedé con el nuevo amigo que me había cambiado muchas cosas de sitio, recuerdo que estaba muy desordenada y lo dejó todo donde quería que estuviera. Quedamos a las 17 horas, y ni siquiera me puse guapa, pensaba que sería un día más y en abril nunca se sabe si hace calor o frío. Nos encontramos, dos besos y nos sentamos en el parque que ocupábamos todas las tardes de marzo, bueno, la mayoría. Y al rato de un par de risas y recuerdos clandestinos, me besó, le besé y todo el mundo se quedó en silencio. Silencio, y más silencio. No quería que fuera un sueño, sabía perfectamente que ese día iba a cambiar muchas cosas, como yo, como mi vida y como yo con él. Ya no nos daríamos dos besos al vernos, ahora solo sería uno. Ya no nos miraríamos con miedo, ahora con un poco de deseo y felicidad. Ya no solo hablaríamos 12 horas diarias, sino que las 24. Y al poco tiempo, tras descubrir que todo estaba bien, el 21 de ese mes, decidimos empezar nuestra historia, sin olvidarnos de quien fuimos antes, ni de quien seremos después. Ya han pasado 4 meses de ese beso, y 3 de nuestro comienzo.Y no, no han sido los mejores de mi vida, han sido más, mucho más. Sin saber como, se ha convertido en mi refugio, en mi novio, y en mi mejor amigo. Y no me da miedo perderme más besos que podría recibir, o más historias que empezar. Lo que me importa es despertar y verle dormir, dormirme y ver como me mira. Decirle buenos días y buenas noches, dedicarle canciones y poemas de poetas que están dentro de mi. Decirle te quiero cuando no se lo espere, aunque siempre se lo espera. Besarle y que me bese como todos los días y de vez en cuando, saborear nuestro primer beso y nuestro primer momento. Que me regale rosas de su jardín, y yo rosas de otros. Abrazarle cuando haga frío y mojarnos cuando haga calor. Noches y tardes de besos, versos y salidas. No dormir y beber. Querer a nuestro amor, tanto como nos queremos. Y no acabar. Confieso que me quedo y que voy a ser ocupa, y me declaro culpable, pero solo esta vez.

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