Vértigo

A 60 metros de altura no sabría si caer.

domingo, 19 de julio de 2015

La rubia platino de lazos en cada lunar.

Ella era una rubia platino, con la piel hecha de porcelana y los ojos vidriosos al nacer proclamando su victoria. Ella se vestía con vestidos de ceda, con lazitos en la cabeza y un poco de vergüenza. Aprendió a andar con los pasos de su madre, a bailar con el valor de la vida y a hablar con el amor de sus faldillas. Ella salía al parque, algún que otro tobogán era su viaje, y cuando estaba en lo más alto, llamaba a su hermana para que subiera con ella a ese lugar que se llama infancia. Creció. Y paso a paso hizo su camino y llegó al sitio que quería estar. Ella soñaba con los cuentos de Disney y con alguna que otra película de Pixar. Quería ser pirata y cruzar los mares en busca de tesoros pero a los 16 se dio cuenta de que el tesoro más valioso lo tenía justo en casa. Y en su cama se vestían todos sus sueños para salir de fiesta por la noche hacia la discoteca de su cabeza. A los 12 empezaron las dudas, y sus dudas acabaron por mudarse en su vida. El control lo perdió cuando empezó a preguntar respuestas de otras preguntas. Así que ahora ella duda, duda de ella, duda de todo, si algo tiene sentido ella ni lo piensa. Quiere escapar y pensar que todo es sencillo, pero es más difícil cada vez que se mira al espejo de su pasillo. Y empezaron problemas, soluciones, risas, lloros, alegrias, amor, desamor, mentiras, verdades, verdades a medias y medias mentiras. Sus vestidos pasaron a pantalones vaqueros y a jerséis de manga corta antes de salir de casa. 15 Empezaron las fiestas y sus sueños se quedaron esperándola a que llegara a las 6 de la mañana. A los 14 descubrió su mundo, la poesia, era su salvavidas, su ruina y su sentido. Era ella, ella era todos los poemas que leía, las canciones de poemas que escuchaba, y los bailes que escribía con sus pies al subir al escenario. Ella era ruina, era calma y construcción, era rubia ceniza cuando empezó a ser mayor. A los 18 se graduó y abandonó sus planes, ella era rubia ceniza de improvisación e improvisando se volvió otra vez rubia platino. Así que ahora a los 18 y medio ha decidido volver a su infancia, a su tobogán y empezar de nuevo ese viaje que le dio al 'start' al primer grito de su vida.

sábado, 18 de julio de 2015

Parte de mi (improvisada) vida

Hace dos años (aproximadamente) empecé con bachillerato sabiendo que cuando llegara el momento de elegir carrera, tendría las mismas dudas y mucho miedo por elegir una y equivocarme. Durante el curso de segundo de bachillerato, he elegido unas doce carreras diferentes, que si Arqueología, Filología Catalana, Filología Inglesa, hispánica, historia... Pero días antes de que me dieran las notas de la selectividad, todas esas carreras volaron y ya no las quería, no sabía cual coger ni qué hacer cuando llegara el momento de hacer la preinscripción, así que pedí consejo y casualmente la mayoría de las personas que me conocían bien, que sabían mis puntos débiles y los mas fuertes, me dijeron que debería escoger Periodismo. Es gracioso, nunca habia pensado en ponerla como opción, no estaba en mis planes, ni en mi: lista de cosas que hacer cuando sea mayor. La verdad es que no me sorprende haber elegido Periodismo, pues siempre recurro a planes que no están previstos, que me voy a la improvisación y oye, si sale bien pues... Ayer tenía miedo de que me dijeran: "Estás dentro de Periodismo" tenía miedo porque eso significaba que definitivamente cerraba una etapa de mi vida, y abría otra mucho mayor, una más definitiva, una que va directa a mi futuro. Significaba que dejaba de ser una "niña" (en cierto modo) y que me iba a transformar en una persona adulta, con obligaciones, responsabilidades... Hoy me siento igual, me siento como una niña loca por la poesía, como una niña que quiere bailar, como una niña que si que tiene obligaciones, pero su vida improvisada está por delante de todos esos planes. Hoy me guío por Diego Ojeda, y haría como él, a mi infancia le digo; "Nunca quiero que te vayas, y no quiero que te vayas nunca". A partir del 21 de Julio, cuando haré la matrícula y mi madre me mirará orgullosa, seré oficialmente universitaria, y también una niña casi adulta, que con el síndrome de Peter Pan, no quiere crecer.

miércoles, 8 de julio de 2015

Nos alimentamos de errores

Lo más temido por el ser humano, por las personas, son los errores. Equivocarse es casi peor que estar en tercero de primaria, pedirle salir a la chica o al chico que te gusta y que te rechace. Equivocarse es peor que tener dolor de muelas y que precisamente ese día te han preparado tu comida favorita. Equivocarse... Y ¿que es eso? Se aprende, ¿no? Por ejemplo, la niña o el niño de tercero ha decidido volver a intentarlo más adelante, quizá cambie de opinión. A quien le haya pasado el dolor de muelas ha aprendido que debe ir más a menudo al dentista y cuidarse más los dientes. Los errores son el mayor maestro del ser humano y sin embargo los más temidos (los errores). Lo peor de conocerlos, es que cuando estás bajo el bucle del error, no razonas ni buscas otras opciones, directamente sigues bajo el error con los ojos tan ciegos que cuando te das cuenta que estás bajo una especie de embrujo, ya es tarde. Pero no lo demasiado. Un error equivale a un año de madurez, bueno, si sabes detenerlo a tiempo. Yo quiero tener miles de errores y equivocarme siempre y cuando encuentre una solución y no me hunda en el intento de ganar (ganar al error). Me encanta, me encanta equivocarme y aprender de ese error, y aunque sea capaz de repetirlo, se que tendré en mis manos las cadenas para retenerlo y domarlo como a mi me plazca.

jueves, 2 de julio de 2015

Ahora si;

Y me estremezco, me vuelvo humana, hoja, viento y poesia ¿quien me diría a mi que llegaría a ser todo siendo yo misma? Seguridad es lo que tengo ahora como apellido y me encanta. Me encanta volver a sentir que puedo devorar libros y que ellos me atrapan. Me encanta convertirme en poesia ante sus ojos y que me lea sin pararse a pensar. Me encanta que llegue la hora de ser viento y sentirme hoja mientras me caigo del árbol hacia otro lugar. Tengo ruinas encima de mi pelo, pero se van cada vez que llega la noche. Tengo cientos de proyectos que ahora mismo se ponen en fila esperando a que abra taquilla, esperando a que los cumpla. Y ahora si, ahora si que tengo ganas de coger un pincel y pintar el patio de mi casa, decorarlo con palabras que me identifiquen. Ahora si que me siento capaz de sacar todas las vergüenzas y todos los miedos y mandarlos por correo hacia dondequiera que lleguen pero sin volver. Ya no los quiero. Ahora ya me siento preparada para poder dormir sola, pues sé y controlo mis sueños. Necesito arte a mi alrededor y pasear entre poetas por esta playa mientras llego a la última boya de esta ciudad. ¿Quien me acompañará? Ahora mismo no lo sé, puede que sea el tiempo o el viento que viene y se gira hacia mi. Puede que sea la suerte o las ganas de verte las que me dicen; -sigue así- y yo que sé. Qué sabré si algún día llego a mi y me supero de la mejor forma que sé. Quiero coger la bandera roja de esta playa y ahogarla, el mar está en calma aunque las olas rebelen su furia, como si estuviera declarando la guerra al cielo por soplar a toda fuerza. Sabe que lo puede vencer.