Vértigo

A 60 metros de altura no sabría si caer.

martes, 7 de febrero de 2017

Problemática

Admiro a las personas que pueden estar conmigo, yo no podría convivir(me). El principal problema sería mi forma de actuar frente a determinadas ocasiones, siempre intento ser madura y hacer las cosas como se supone que deberían hacerse, pero a veces me pregunto: ¿qué es ser madura? ¿La madurez es tan dulce como la fruta cuando llega a ese estado? ¿O es romperse la espalda y los nervios por ser "decente"? Y ahora aquí entra mi segunda pregunta: ¿qué es ser decente? Podría pasarme los días preguntándome qué es ser qué o quién y al final de esas preguntas siempre me acabo diciendo a mi misma: tu eres, y con eso basta.

Realmente me he pasado parte de mi adolescencia actuando siempre mirando por encima los problemas y sin prestar atención a los premios (y con premios me refiero a situaciones o cosas que podrían haberme cambiado la vida, o no). El resultado de todas mis acciones está donde estoy yo ahora, y no me arrepiento. ¿Seguramente hubiera acabado aquí? Puede ser.

Ahora es cuando sale mi lado místico de las cosas e intento averiguar qué tipo de energía me está guiando y por qué el día que me visto de color rojo todo sale bien pero cuando me visto de marrón no. No creo que mis soluciones tengan algo que ver con la ropa que lleve, pero a veces me pasan cosas tan aleatorias que a algo tengo que culpar antes de echarme la culpa a mi misma.

He sido una gran coleccionadora de piedras, de minerales, que ahora los tengo apartados en una esquina de mi habitación y a ratos los abro a ver qué me pueden contar. Hubo un tiempo que cargaba una piedra negra que suelo llevar en el cuello. La ponía en el sol durante todo el día y así se cargaba de energía positiva, cosa que siempre ha faltado en mi vida muchas veces, el positivismo. Y aquí vuelvo a lo que me refería al principio, mirar siempre lo negativo muchas veces no lleva resultados positivos y por eso debería cambiar la perspectiva de todo lo que veo y hago, incluso me atrevería a decir que sería necesario (y ahora mencionaré palabras más técnicas) mirar todo lo que hago desde una vista panorámica y no frontal.

Ahora me he dedicado a relacionar muchos actos de mi vida con lo que le pasa a cualquier personaje (que siga vivo) de Vikingos, y decepcionándome, nunca me he visto en la piel de mi personaje favorito, Lagertha. Aunque si tuviera que hacer una serie de mi vida estaría más relacionada con "The Crown" de Peter Morgan, ya que puedo ponerme muchas veces en la piel de la reina de Inglaterra, enfrentándose a problemas e intentando mirar antes las consecuencias que a los efectos positivos.

Bueno, puede que mi vida sea una serie como la película de "El show de Truman" de Peter Weir, o que necesite escribirla en un libro para darle más partido.





viernes, 6 de enero de 2017

Entrada:

Tu puedes venir a mi casa, tengo listas las mantas para dormir. Puedes pasearte por mi pelo, a ver si encuentras lo que te quería decir. Si vienes, intenta dejar los zapatos en la puerta de entrada, para que no sea de salida, para que no te vayas. Puedes dejar la vergüenza en el cajón del baño, y luego tirar la cadena sin miedo. Me podrías venir a buscar siempre que quisieras, mi casa siempre tiene tu nombre en el picaporte, y mis ventanas tienen tus apellidos en los cristales.

Ahora que el gato duerme, puedes arañarme la oreja sin fisuras, o decirme que es mejor un invierno a secas que un verano y punto. El tejado de mi casa aún recuerda aquella noche que pasamos contando y cantando historias sin que nos oyeran los vecinos, o incluso aquella mañana que recordamos nuestras vidas sin acordarnos de nosotros. ¿Qué seríamos separados? Posiblemente yo me transformaría en un árbol para poder bailar con el viento siempre y cuando seas tu y vengas a visitarme y a dormir cuando el sol salga a darme las buenas noches.

Voy a dejar la puerta abierta y dejaré que el caos que inunda mi ciudad pase desapercibido. También voy a buscar el primer libro que consiguió hacerme humana, para escribir sobre él palabras escondidas que quería sacarlas para que llegaran a ti. Quiero el café de las mañanas para compartir, y las sábanas de las noches para vivir, la esperanza de los días para respirar y las canciones de tu coche para sobrevivir.