Vértigo

A 60 metros de altura no sabría si caer.

miércoles, 25 de febrero de 2015

Punto y aparte.

Abandonar semillas en campos en ruinas y echarme a volar, pues escribir ya no es lo mismo para mi. ¿Y que me queda si las letras también me abandonan? Me estoy acabando, me estoy consumiendo. Mi sangre se confunde, ya no sabe qué necesito, hierro, vitaminas, amor... Aunque el amor se quedó en la última copa de ese antiguo bar que solíamos quedar para comernos el mundo en tus ojos. 'Había visto mares menos azules y profundos que esos ojos' había susurrado el libro de esta noche. Pues mi problema es que últimamente los poemas me atrapan donde realmente estoy bien, he empezado con Lorca y pasando por Neruda y Garcilaso he llegado a Elvira Sastre. Ahora, que me miedo cruzar los semáforos en verde porque pienso que me están engañando. Ahora, que miro el reloj más de 5 veces antes de salir de casa y siempre llego tarde a dondequiera que vaya. Ahora, que el mundo se está convirtiendo en mandalas para mi, en letras en griego y en latín. Ahora que mis tardes de libros se han convertido en tardes de apuntes y notas que rodean mi cuerpo para llegar a ser. Pero, ¿ser como realmente quiero o ser como quieren que sea? Tanto me cuesta crecer y admitir que me estoy volviendo una nefelibata con diploma y no me ha hecho falta examinarme. Ahora que no escucho cuando me cantan en el balcón. Ahora, que la música suena pero no la acompaño y no quiero que sea mi pareja de baile. Que prefiero bailar sola y me estoy confundiendo últimamente de pasos, pues empecé con pasos lentos y agora los confundo. Ahora, que quiero ser la mano que lleva todo el mundo encima y el atrapasueños de cualquiera. Punto y aparte.

lunes, 16 de febrero de 2015

Espejo roto

Creo que mi mayor enemiga es la chica que se esconde detrás de mi espejo. Que me mira cuando yo le miro, que me imita, que tiene un pelo ondulado y claro. Que tiene los ojos marrones y la piel muy blanca, que lleva el mismo piercing que yo y que tiene mi sonrisa. La odio, la odio porque nunca la veo como me gustaría verla, siempre tiene más caderas de lo que debería tener, más tripas y más piernas. Pese que hago lo posible por cambiarla siempre sigue en su línea y a veces incluso va a más. No quiero que entre en un mundo de anorexia o bulimia, no quiero que acabe ingresada por no gustarme a mi, pero cada día veo a la gente más mona y bonita, y esa chica del espejo sigue igual que todos los días. A veces nos llevamos bien, a veces cantamos y bailamos juntas, nos despeinamos, nos maquillamos, nos desnudamos... A veces lleva el mismo lazo que yo y a veces me dice: -Eres tonta, quiérete- A veces lloramos juntas o nos reímos juntas. A veces la golpeo y la hago trizas, otras la intento arreglar. A veces me pregunta ¿que te pasa? cuando estoy sola, cuando no sé que decir o cuando no sé ni yo misma que me pasa. A veces nos hacemos fotos, a veces me refleja, me relaja y me aleja del tiempo, pero solo a veces. Otras en cambio, me mira y me dice: Que gorda y que fea estás! Maldita niña, nunca estoy a su gusto, nunca la miro con buenos ojos.

sábado, 14 de febrero de 2015

Soterradas en el miedo.

Peter Pan es una de las películas que siempre me ha demostrado el temor de los piratas, el temor de no encontrar un tesoro. Bueno pues, ahí va, nosotras éramos tu tesoro, el cual nos vendiste en dos o tres partidas de guiñote, en dos o tres copas, y en dos o tres cigarros. En esos bares, sentado mirando como pasaba la vida, como moría la nuestra y como se quedaban los semáforos en rojo de nuestro camino. No, educación tuvimos una que no necesitamos, tuvimos una que es la más ruin y rastrera que hubiera podido tener. Hoy, después de 2 años con el mismo tema, luchando por intentar llevarnos bien, se nos ha acabando el tiempo y la paciencia. Ya no somos niñas, ya no nos vale que vengas a decirnos mentiras y darnos un beso, o regalarnos un bombón para que se nos pasara el cabreo. Mi madre, mi diosa, mi heroína, pues dudo que yo pudiera soportar todo lo que ha soportado ella. No me da miedo escribir esto, no me da miedo que lo leas, ojalá supieras que el mayor desprecio que puede tener un padre es el de sus dos hijas. Lo peor que has podido hacer, ha sido aparecer cuando estábamos solas en casa y golpear la puerta y la ventana como si no hubiera mañana, esperando a que abriéramos, mientras nosotras te suplicábamos que parases y tu sin hacernos caso. Ahora creo que los gritos mudos duelen más que los sonidos. Siempre has pensado que las culpables de tu relación con nuestra madre hemos sido mi hermana y yo, siempre nos has culpado de que en tu vida solo importasen tus copas de JB o tus cigarros apoyados en la barra del bar con dos o tres amigos y un periódico. Siempre nos has sustituido por ir a ver el futbol o por sentarte en primera fila del Valencia. No sabes cuánto odiamos el futbol ahora. Te escribo esto mientras te escucho como te ríes detrás de la puerta de mi casa, mientras noto que te da igual que Carmen y yo nos muramos de miedo por si entras, sabiendo que no tenemos escapatoria alguna. Está claro, hemos caído en una trampa, pero quiero que sepas una cosa, Peter Pan le decía a su pirata ''Viejo, solo, acabado'' Y a este paso, no me duele nada decírtelo, pues tu te has encargado de que el miedo ya no pase por mi piel y que no me des pena, solo desprecio. A nosotras nos has perdido, para siempre. Pero no te preocupes, que el bar, tus copas y tus cigarros nunca te van a fallar.

jueves, 5 de febrero de 2015

Personas.

Creo que nadie se merece ningún tipo de acoso. Nadie merece no ser saludado por personas que hasta hace dos días iban juntos de fiesta o a tomar alguna copa. Nadie merece currarse una asignatura para suspenderla, y mucho menos nadie merece aprobar copiando en una de ellas. Nadie merece verse en la calle porque los recortes nos están recortando la vida. Nadie merece que su familia lo tire hacia un lado y se olvide de esa persona, pues nadie es como quieren los demás que sean, y mucho menos nadie va a ser igual a nadie. Hay personas que no merecen tener que verse nunca en situaciones parecidas a unas de las que ya se vieron hace tiempo, pues hay situaciones que son mejor que pasen por ellas mismas. Nadie merece ser olvidado, ni comido por la envidia de otros. No, no quiero decirlo más veces pero nadie merece morirse de hambre o de sed, y nadie merece ser más rico qué, o tan rico qué. Nadie merece dar a otra persona cosas que nunca ha recibido, y digo en educación pues me he dado cuenta de que falta madurez y amor en este mundo tan absurdo. Recibir desprecio o abusos es una de las cosas más insostenibles que podemos aguantar.