A leer treinta libros, y veinte poemas. A saltar, a ver si caemos o qué. Invítame a un café con un par de bombones, vamos a derretirlos. A pasear cerca de las ramas de los olivos, y a cantar debajo del mar. Estoy segura de que la luna nos va a escuchar. Vamos, no me mires con esos ojos, no estoy loca. Vamonos a Verona, y te juro, que desde ahí, te podré bajar estrellas.
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