Vértigo

A 60 metros de altura no sabría si caer.

domingo, 15 de noviembre de 2015

Noviembre en estado de:

El café por las mañanas se ha convertido en mi salvación. Creo que he cambiado, o que todo está cambiando. Ya no me importa levantarme pronto para ir a clase, porque sé que ,aunque sea un día bastante pesado, me va a gustar estar encerrada en clase más de cuatro horas, porque es algo que realmente estoy empezando a querer, ser periodista. Mi grupo de clase ya no solo habla de exámenes y de ejercicios o trabajos que hacer como el del año pasado, este nuevo grupo ya está practicando ser periodista informando de todo lo que pasa en el mundo, y opinando sobre cómo transmiten esas noticias o porqué no las transmiten. Mis amigos están siendo más amigos que nunca, ahora ya quedamos todos los fines de semana, hablamos sobre nuestras vidas, nos bebemos un par de cervezas y cuando van a cerrar nuestro discurso nos vamos cada uno a su casa con una sonrisa en la cara. Ahora podemos hablar de lo que sea, pues todos hemos cambiado y ya no somos tan inmaduros como hace unos años. Los domingos para mi ya no son solo de películas y mantas, ahora busco noticias en los diarios, miro alguna serie en inglés, leo ese libro que tiene más de 400 páginas en mi mesita, esa revista que me la traen cada mes, y si tengo tiempo, aprendo a dibujar mandalas para colgar en mi habitación.
Las cosas están cambiando, ahora quiero aprender a hacer surf, a patinar sin miedo, a bailar sin vergüenza y a controlar la risa. Ahora tengo el diario que nunca he tenido, donde él sabe más todo lo que me pasa que yo misma. Ahora no me da vergüenza salir a la calle "arreglada" para ir con amigas a tomar conversaciones entre tazas de té. Ahora estoy empezando a querer verme en el espejo con ese vestido que hace un par de años lo habría encerrado en un baúl y hubiera dejado que se hiciera mayor ahí mismo. Es posible que la poesía ahora esté más presente en mi vida que nunca, puesto que ya no solo la leo, ahora la escucho y ella me escucha a mi, nos contestamos mutuamente y cuando llega al final, se despide de mi.  Ahora intento llevar mi vida en una línea que no se pare al "otra cosa mariposa", quiero tener el control sobre ella, porque siempre ha llevado ella el control sobre mi. No sé, es posible que ahora pueda controlarme más y pensar antes de actuar, es posible que ahora esté más pendiente de mi agenda y no dejo las cosas para el final tanto como antes, que eso no quiere decir que haga todo a tiempo, porque no es así.
En resumidas cuentas, me he dado cuenta de que realmente no me he equivocado de carrera, puesto que la creatividad se juega al 100%, que tengo unos compañeros de clase que sé que en un futuro serán grandes periodistas, que ahora ya no dependo de nada, ni de nadie, que me preocupo por todo el mundo al igual que me preocupo por mi. Ya no me quedo quieta mirando la televisión, no tengo tiempo para eso. Ahora ya no me visto solo con ropa de armario, sino que también utilizo un poco de valentía, valor y felicidad, esas tres cosas que tenía escondidas en un cajón.

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