Empezabas por mi bebé, y es verdad, lo fui. La primera de dos hermanas, dos hijas tuyas, mamá. Luchabas por conseguir un trozo de pan que llevarnos a la boca, mientras se tumbaba en el sofá y veía que no podías más. Mamá, luchas y lucharas siempre, créeme, Carmen y yo hoy te damos las gracias, reina. Y digo reina, porque eres nuestra reina. Y tu, a mi, que me llamabas princesa Atta. Y a Carmen, que la llamabas tu princesita Blanca. Y recuerdo, de Blanca por blancanieves. Gracias por cuidarnos, por querernos, por chillarnos, y por mirarnos como dos copos de nieve que no van a tocar el suelo y derretirse jamás.
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