Vértigo

A 60 metros de altura no sabría si caer.

lunes, 2 de marzo de 2015

Vuelve a ser mi problema, por favor.

Te conocí como el protagonista de tu libro favorito, que extraño pues hasta tu llevabas el mismo vestido que la chica y te llamas Kat. Y madre mía, cómo no, me perdí en tus curvas, y son el plural porque a cada dos palmos tenías una, y me estrellaba, pero volvía a conducir. Tu sonrisa, el cuello hasta el hombro, tus pechos, tus caderas, tus piernas... No sigo. ¿Donde te has metido ahora? Me han dicho que has perdido todas tus curvas, bueno, que a veces asomas un poco tu sonrisa, pero es para cuando llevas unas copas de más. Me han dicho, que has abandonado la literatura, que has dejado tus estudios, de bailar, de cantar bajo la ducha, de dibujar en el espejo cuando sales de la ducha. Me han contado, que hablabas con las hojas cuando venían en otoño, y que te vestías del color de la nieve cuando recibías cartas del no-amor. Que te tatuaste: ''No quiero ser parte desmontada, pues a piezas no tengo solución''. Y sí, es verdad, no tienes solución, porque a mi me has causado el problema más grande de mi vida. Pues dime, ¿como me olvido ahora de tus zapatos debajo de mi cama? ¿De tus pelos por la mañana? De tus cigarros, de tus bombones, de tus pulseras sobra mi espalda... No sé quien te hizo cambiar tus ojos color chocolate por esos negros, que ya no ven con claridad, que ya no saben quien eres. Lo cierto es que te vi hace dos días, salir de tu habitación con cara de no-felicidad. Con cara de: otra vez...- Y si, era la sexta vez que te pesaban en ese mes. Lo siento, me resulta difícil ahora recordar como andabas con tus tacones, pues ahora solo vas descalza, como cuando entrabas en tu casa y te ibas corriendo de esquina a esquina para que tus pies pudieran ser libres de ese espacio tan reducido que llevaban tus zapatos. Querida Kat, si vuelves, vuelve a ser mi problema, por favor. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario