Vértigo

A 60 metros de altura no sabría si caer.

viernes, 25 de julio de 2014

Limón y nada.

Me falta tiempo para encontrar las horas perdidas. Me falta vino en esta copa, y letra en la canción de Sharif que está sonando ahora mismo. Necesito todo lo que me dejaste y que un día lo perdí, como esas cosas que un día dejan de estar donde estaban y empiezas a pensar que se perdieron en otro mundo paralelo. Quedarme sentada cerca de un libro que no pare de mostrar su magia o leer poemas de Pablo Neruda tumbada en  una hamaca. No sé, igual me estoy volviendo loca y todo esto que ha pasado realmente se ha ido y no va a volver, o es que todas las tardes que nos miramos con las manos no han existido. Ojalá pudiera callar gritos desde esta habitación. Ojalá pudiera andar por encima de las olas y nadar por debajo de la arena. Quisiera ser ahora mismo una golondrina y volar. Volar. Volar. Ha sido un placer coincidir en esta vida, pero aquí estoy, esperando a que llegue la noche para que alguna estrella me mire y que caiga una copa de limón. Estoy bien, si, eso es todo, estoy bien hecha mierda y solo se me ocurre llorar. Por eso necesito que algún hielo derretido pase por mi espalda y que se quede un rato conmigo. O que cualquier ser humano me saque a bailar encima de esa barandilla. O incluso que la luna me guiñe un ojo, así estaría bien.

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